En la cima del cerro de los Metates, en Tepic, se encuentra una comunidad indígena compuesta principalmente por Wixárikas (huicholes), así como por coras, tepehuanos y mexicaneros, quienes están asentados en esta parte de la ciudad desde 1987.
Su establecimiento en este cerro se debe a que los marakames tuvieron un sueño que les prescribió establecer una colonia Wixárika en este cerro, donde se dice que detectaron misticismo y la magia para conservar su sabiduría.
El lugar se llama Zitakua, nombre que significa “el lugar donde crece el maíz”. Este punto alto de la ciudad se ha convertido en un punto cultural y turístico donde se reúnen todos los matices de los nayaritas. Visitar este lugar seguro que lo disfrutarás.
Lo primero, estar en el cerro de los metates es estupendo porque ofrece una vista panorámica de Tepic y del simbólico cerro de San Juan, además de poder tomar fotos y admirar la enorme estatua de un “Marakame” levantando una pluma en su mano izquierda en señal de bendición.
Después, podrás recorrer sus puertas donde podrás ver a los artesanos locales fabricando mochilas tradicionales, cuadros de hilo, collares y figuras de animales de chaquira con motivos naturales como la milpa, el peyote, el ciervo, la serpiente y otros, que son el resultado de las visiones que tienen mientras consumen peyote con fines ceremoniales.
Por último, al final de estas puertas con artesanos se encuentra la típica zona de restaurante, que es una auténtica delicia. Su plato principal son las quesadillas de maíz morado, que se cocinan en fosas de barro sobre un fuego de leña. Encontrarás tortillas hechas a mano que podrás pedir con una variedad de guisos y, acompañarlas con una deliciosa salsa de molcajete preparada por los habitantes de la colonia.
La Zitacua es un lugar que realmente vale la pena visitar, lo tiene todo: historia, música, artesanía, gastronomía y gente cálida y amable que lucha cada día por preservar sus tradiciones culturales.
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